La vida de Emma no es buena. El mundo la conoce como la princesa Anya en Dark Castle, pero luego su personaje recibe el hachazo, literalmente. La guinda del pastel es encontrar a su novio en la cama con otra mujer. Necesita un descanso, y el santuario llega en forma de Rosemont, una magnífica finca en California que promete descanso y relajación.
Entonces conoce al nieto de la propietaria, el ex jugador de hockey y actual recluso Lucian Osmond, y ve su propio dolor y anhelo reflejados en sus ojos.
Es encantador cuando quiere, pero también reservado y rudo, con muros de protección tan gruesos como los de Emma. A pesar de la creciente atracción, se evitan mutuamente.
Pero entonces se produce un baño nocturno improvisado, y las deliciosas tartas caseras y los pasteles de nata de Lucian empiezan a llegar a la puerta de Emma, tentándola a probar la vida de nuevo...
Al tratar de mantenerse separados, sólo se acercan, y sus pedazos rotos podrían encajar y hacerlos completos.