Queridos lectores anónimos:
Simplemente, llamémosle X - el primer y único chico que he amado… también el primer y único chico que me ha roto el corazón. Solía pensar que el trauma causado por las feas rupturas era solo una cosa en los libros, en las películas —y sí, en el manga— hasta que, por supuesto, me pasó a mí.
En retrospectiva, debería haberlo sabido mejor. Tenía tantos problemas que era solo cuestión de tiempo que uno de ellos nos separara. E incluso, si eso no hubiera pasado, no habríamos funcionado. Él era ese perfecto y guapísimo chico que lo tenía todo a su favor mientras yo... bueno, digamos que no resulté ser esa chica súper inteligente como todos pensaban.
Lo odio tanto como le temo, tanto es así, que incluso en mis sueños no puedo hacerme pensar en su nombre, mucho menos decirlo. Es como si mi mente estuviera completamente bloqueada, y ahora su nombre funciona como un detonador de averías. Si me permito decir su nombre, eso es todo, y créeme… lo que sucede después no es bonito.
Así que sí, es así de malo entre nosotros, pero ahora estoy decidida a dejarlo todo atrás. Me he mudado a otro país, haciendo mi mejor esfuerzo para poner mi mierda en orden. Incluso me he obligado a asistir a un goukon (un grupo de citas) con la esperanza de encontrar de nuevo el amor.
Todo está yendo bien...
Hasta que me topé con él.
X.
Maldición. Maldición. Maldito infierno.
La visión de él tiene mi mundo girando fuera de su eje, mi rostro drenando el color, mi garganta bloqueando el oxígeno…
No recuerdo haberme sentido más aterrorizada de lo que estaba en ese momento. Pero lo peor es que tampoco recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí tan viva.