Stealing Cinderella






Toda la realeza tiene su pequeño y sucio secreto.




El suyo era... yo.




Debería haber sido sencillo.




Ir al baile, conocer al príncipe, y asegurar su patrocinio para mi caridad favorita.




Pero debajo de la máscara, la bestia melancólica de un hombre no era para nada lo que yo esperaba.




Era oscuro, intenso y extrañamente silencioso.




Cuando me fui, todavía podía sentir el fantasma de su toque marcado en mi piel.




Perseguía mis sueños, pero no esperaba volver a verlo.




Entonces vino a por mí.




Y me tomó.




Y aprendí que su oscuridad era un vacío que nunca podría haber concebido.




Es el príncipe heredero de Noruega.




Y, ahora, soy su cautiva.

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