Ha esperado años por un alfa, y luego llegan dos al mismo tiempo.
La única vía de escape del solitario omega, Noah, de su aburrida vida pasa por encontrar una pareja. Lástima que esté atrapado cuidando una pensión en la que nadie se queda. Nada cambiará a menos que un alfa entre en su vida. E incluso entonces, Noah está roto, marcado desde la infancia. ¿Qué alfa querría un omega que no pueda emparejarse con él, que no pueda darle un hijo?
Luego, en un día ordinario, un alfa aparece en su puerta interrumpiendo su monótona vida. Preston es todo lo que Noah podría haber imaginado en un alfa: impresionantemente guapo, encantador, compatible. Y dispuesto a mirar más allá de las cicatrices de Noah hacia el omega que hay tras ellas. Noah está empezando a creer que su suerte finalmente ha cambiado.
Cuando Ronan aparece, un alfa oscuro y peligroso, siguiendo el rastro de Preston, el mundo de Noah se pone patas arriba por segunda vez en dos días. ¿Ronan es el chico malo que parece ser? ¿O es Preston demasiado bueno para ser verdad?
