Mi mundo se hizo añicos cuando conocí a mi igual. Me enorgullezco de mantener el control de todo. Siempre. ¿Mi única debilidad? Retos imprudentes. Después de perder mi coche con el nuevo corredor callejero de la ciudad, Sebastian me brinda la oportunidad de recuperarlo. Su condición: dos horas en mi sala de juegos. No se permiten palabras de seguridad. Si bien solo estoy con chicas allí, acepto. Y cuando me besa, llego a mis putos límites.
Una vez en la vida, te encuentras con un unicornio. Raffael es puro hielo nórdico. Controlado. Determinado. Y guapísimo. Ganar su coche fue un golpe de suerte. Ganar su corazón cuando tiene tanto miedo a la verdad, resulta ser el desafío más difícil que he corrido para completar.
Advertencia: este es un romance M/M, NO es una historia típica de cuarto de juegos. Es más dulce de lo que esperas, pero aún así no es para menores de 18 años.